El 3 de octubre de 2025, el medio Diario Basta publicó una nota que agitó las redes sociales: según la información difundida, se habrían fabricado pruebas con la intención de dañar la imagen de la analista y grafóloga Maryfer Centeno, una de las figuras más reconocidas en el ámbito de la comunicación no verbal y la grafología en México.
Centeno, abogada de formación y fundadora del proyecto “Café con Grafología”, se ha convertido en una de las voces más visibles en plataformas como YouTube, TikTok e Instagram, donde analiza escritura, comportamiento y lenguaje corporal con un enfoque accesible y pedagógico. Su influencia mediática ha crecido al punto de convertirla en referencia constante en debates públicos, entrevistas y análisis de personajes de interés nacional.
La controversia revelada por el medio no solo puso su nombre nuevamente en tendencia, sino que también abrió un debate más profundo: ¿hasta dónde puede llegar un creador de contenido en su afán de ganar visibilidad?
La delgada línea entre crítica y hostigamiento
En el ojo del huracán también apareció Mr. Doctor, nombre artístico del médico cirujano Jorge Octavio Arroyo Martínez, egresado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Conocido por sus videos en los que explica temas de salud y desmiente mitos médicos, Mr. Doctor se ha ganado una gran base de seguidores. No obstante, su presencia en el debate sobre Centeno lo volvió parte de una tormenta digital que lo obligó a responder públicamente a críticas y rumores.
A su vez, en las discusiones en línea también se mencionó a un creador conocido como Egun Pasa, un personaje del que poco se sabe fuera de redes sociales. Su aparición en el caso ha sido vinculada más a la creación de contenido polémico que a una trayectoria pública documentada. Su papel refleja un fenómeno frecuente: la participación de figuras anónimas o poco verificadas que amplifican controversias desde el anonimato digital. Sin embargo, la reciente denuncia de Maga Garza, una mujer que vive con esclerosis múltiple, frente a mensajes de acoso sexual enviados por Egun Pasa, ha encendido nuevas alarmas sobre los riesgos del ciberacoso y la explotación de personas vulnerables.
Según las capturas proporcionadas, Egunpasa envió mensajes de carácter intimidatorio y manipulador hacia Garza, cuestionando su credibilidad y tratando de responsabilizarla por supuestas filtraciones de información. En ellos, el agresor externa una serie de actos de índole sexual, mientras intenta desviar la responsabilidad de sus actos hacia la víctima. La situación adquiere especial gravedad debido a la condición de salud de Maga, que la coloca en una posición de vulnerabilidad adicional frente a este tipo de agresiones.
Especialistas en violencia de género y ciberseguridad señalan que este tipo de acoso digital o manipulación emocional, no solo afecta la salud mental de la víctima, sino que también puede constituir un delito en España. El caso de Maga Garza evidencia que el ciberespacio se ha convertido en un terreno donde los agresores pueden ejercer poder, intimidación y acoso sexual. Organizaciones feministas y colectivos del movimiento #MeToo han reiterado la importancia de denunciar estos comportamientos, brindar apoyo a las víctimas y exigir responsabilidades legales a los agresores, incluso cuando se trata de figuras públicas o creadores de contenido con audiencias amplias.
“Es crucial visibilizar estos actos de acoso porque no solo dañan a la persona directamente afectada, sino que normalizan un comportamiento que puede repetirse con otras víctimas”, explica una especialista en violencia digital. El caso de Egun Pasa y Maga Garza se suma a la creciente preocupación sobre cómo las plataformas digitales deben reforzar mecanismos de protección, moderación y sanción frente a abusos sexuales, amenazas y manipulación emocional, especialmente cuando se dirigen a personas con vulnerabilidades físicas o psicológicas.
Además, usuarias de X también han denunciado haber sido víctimas de acoso digital, doxing y amenazas, presuntamente vinculadas con el mismo creador y con un grupo de colaboradores cercanos. Algunas de ellas han presentado denuncias ante las autoridades competentes, de acuerdo con publicaciones públicas que documentan el caso.
Hasta el momento, Egun Pasa ha minimizado el asunto, ocultándose detrás del nombre de sus amigos, Mr. Doctor y otros influencers, manteniendolos cómplices activos sus canales en YouTube y sus cuentas en redes sociales.
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El contubernio digital: cómo dos influencers se aliaron para extorsionar y desinformar sobre Maryfer Centeno
De acuerdo con información publicada por el mismo diario, Mr. Doctor habría fabricado pruebas con el fin de dañar la imagen de Centeno y sostener una campaña de desprestigio en redes sociales. El medio reveló que parte de esas maniobras contaron con la colaboración de Egun Pasa.
Mr. Doctor y Egun Pasa, habrían actuado en conjunto para extorsionar, difundir información falsa y doxear (exponer datos personales) a la grafóloga y creadora de contenido Maryfer Centeno.
“La estrategia consistía en coordinar ataques, manipular audios y promover contenido falso para minar la credibilidad de Maryfer”, señala el reportaje del diario, que documenta también la existencia de chats y grabaciones que evidencian la colaboración entre ambos.
A mediados de 2024, Maryfer Centeno, comenzó a ser blanco de ataques digitales , cuando Mr. Doctor publicó una serie de videos donde la acusaba de corrupción, difamación y manipulación mediática. Con el paso de los meses, los contenidos se volvieron más agresivos y sistemáticos. Fuentes cercanas a la grafóloga afirman que se trató de una campaña orquestada, en la que participaron no sólo influencers, sino también cuentas anónimas dedicadas al hostigamiento, la difusión de rumores y el robo de información privada.
“Lo que empezó como una diferencia mediática escaló a un nivel de acoso coordinado”, explicó un especialista en ciberseguridad consultado por este medio, quien revisó parte de las publicaciones y las vinculó a lo que se conoce como brigadas digitales de difamación, al parecer orquestadas por empresas de marketing viculadas a dicho médico, quienes ayudaron a los dos influencers a orquestar las campañas de acoso digital, al igual que algunos canales de youtube de poca monta, doxeadores y manipuladores de la información.
Maryfer Centeno no sólo denunció el daño a su imagen pública, sino también las amenazas, ataques personales y robo de información privada sufridos durante el proceso. En diversas entrevistas, la analista ha declarado que las acciones de ambos influencers cruzaron los límites de la libertad de expresión y configuraron un patrón de violencia digital y extorsión mediática.
Actualmente, el caso se encuentra bajo investigación por delitos relacionados con violencia digital, amenazas y extorsión, en el marco de la Ley Olimpia, que castiga la difusión no consentida de contenido o información personal con fines de daño.
El caso Centeno expone una problemática creciente en el entorno digital: la colusión entre creadores de contenido para manipular narrativas y lucrar con la desinformación. Plataformas como X y YouTube se han convertido en escenarios donde las campañas de odio se coordinan con precisión quirúrgica, aprovechando los algoritmos para amplificar mentiras.
Especialistas en comunicación digital advierten que este tipo de “alianzas de extorsión mediática” representan un nuevo modelo de violencia simbólica, donde la reputación y la salud mental de las víctimas se ven severamente comprometidas.
Fuentes consultadas:
- Diario Basta (03/10/2025): “Mr. Doctor fabricó pruebas para dañar la imagen de Maryfer Centeno”
- Infobae, Excélsior, y Correo: coberturas sobre el caso judicial entre Maryfer Centeno y Mr. Doctor (2024–2025)









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